Desde que soy mamá no veo noticias, no leo el periódico. Compro más libros para niños. Casi no me maquillo y dejo los tacones para los días de oficina.
Desde que soy mamá dejé de salir de juerga. Ya no sé que es dormir de corrido y valoro mucho más mis horas de sueño.
Desde que soy mamá olvidé lo que es tener "tiempo libre", me baño a la velocidad del rayo, ya no tengo días de compras y es imposible sentarme a disfrutar de alguna comida.
Desde que soy mamá no me hago tratamientos en el pelo, no me compro zapatos y dejé de ir a conciertos.
Ya no hago planes ni tengo una rutina fijada para cada día. No sé lo que es estar sola.
Desde que soy mamá me río más veces al día. Mis mañanas son más bonitas y bailo sin motivo alguno. Sólo porque sí, de felicidad.
Desde que soy mamá escucho más y hablo menos. Valoro mucho más los gestos y palabras de apoyo. Y los comentarios mala onda me dejaron de importar. Ahora me emociono con más facilidad y aprendí a reír con lágrimas en los ojos.
Desde que soy mamá entendí a mi madre. Disfruto de las cosas simples de la vida. Ya no me complico tanto. Improviso con más facilidad. Aprendí a tener paciencia, mucha paciencia.
Desde que soy mamá adquirí cierto gusto por la cocina. Soy más creativa. Descubro la fuerza y resistencia que tengo día a día. Ya no critico a los demás. Soy más generosa. Leo muchos blogs de maternidad.
Desde que soy mamá me convertí en una mejor versión de mí misma. Soy más cariñosa. Como más sano. Ahora le tengo cierto cariño a mis ojeras. Y he vuelto a experimentar la capacidad de sorprenderme. Soy más cautelosa.
Desde que soy mamá, aprendo cada día contigo. Descubrí que es posible amar a alguien más que a ti mismo. Soy más feliz. Vivo cada momento más consciente. Soy capaz de asumir cualquier reto. Y borré de mi vocabulario los "darse por vencido".
Desde que soy mamá siento que puedo cambiar el mundo.
